El vertiginoso crecimiento económico del gigante asiático ha disparado las ventas y los fabricantes chinos ambicionan hacerse un hueco en el mercado exterior.
China se consolida a marchas forzadas como una de las potencias mundiales del automóvil. Con prácticamente la totalidad de los fabricantes occidentales instalados ya en el país, la producción de vehículos alcanzará 8,5 millones de unidades este año. De esta forma, China quedaría como tercer productor mundial, por detrás de Japón y Estados Unidos.
El fuerte ritmo de crecimiento de la economía se ha traducido este año en aumentos explosivos de las ventas. Hasta el pasado julio, por ejemplo, las ventas de vehículos crecieron un 24%, hasta 3,54 millones de unidades con el grupo alemán Volkswagen como líder, seguido de General Motors.
Con todo, los fabricantes chinos ambicionan dar el salto al exterior para demostrar la competitividad que manifiestan en otros sectores. Su presencia en citas internacionales como Frankfurt o Detroit es habitual y despierta recelos entre los fabricantes más prestigiosos.
Hasta agosto, con una producción de 5,75 millones de unidades, las ventas al exterior alcanzaron 295.000 unidades, un 70% más que el año pasado y para diciembre podrían alcanzar 500.000.
El grupo americano Ford anunció la semana pasada que podría seguir los pasos de Honda y comenzar a exportar desde China en breve.
