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Autos clásicos

Jackie Ickx: un piloto en estado puro

Si su talento fue indiscutible, su personalidad resultó indoblegable frente a "team managers" o responsables federativos.

Jackie Ickx: un piloto en estado puro

El "rey de la lluvia", "Monsieur Le Mans" ... Jacky Ickx (Ixelles-Bruselas 1945). Lo que asombra de este ícono del automovilismo, y le hace merecedor del título de piloto con mayúsculas, es su versatilidad, su capacidad para ganar en cualquier disciplina; desde el asfalto de Le Mans a las arenas del Dakar.

En su inigualable palmarés destacan un campeonato de Europa de Fórmula 2 (1967), dos subcampeonatos de Fórmula 1 (1969 y 1970), campeón de la Can-Am (1979), dos
Campeonatos del Mundo de Resistencia (1982, 1983), ganador del París-Dakar (1983) y 6 victorias en las 24 horas de Le Mans, (1969, 1975, 1976, 1977, 1981 y 1982).

A la vista de esta lista uno puede quedarse asombrado y sin embargo apenas habrá entreabierto las puertas de la historia del belga, de este asombroso piloto cargado de talento. Una muestra son sus primeros pasos en el Mundial de Pilotos.


Su debut es en el Gran Premio de Alemania de 1966, en Nurburgring, en el terrible Nordschleife , junto a Beltoise, su compañero de equipo con los Matra F2 de Ken Tyrrell. En esa época la parrillas de la F1 se completan con F2.

Lamentablemente su Matra fue embestido por el Brabham de John Taylor y ambos coches se incendiaron, pudiendo salvarse solo Ickx. Un año después, el 6 de agosto de 1967 acude nuevamente al mismo Gran Premio y se clasifica tercero en los entrenamientos con su Matra de F2, por detrás de Clark y Hulme.

En carrera llega a ir cuarto, luchando con Amon y su Ferrari de F1, e incluso se acerca al tercero, Jack Brabham. Pero todo termina cuando rompe la suspensión delantera derecha.

No importa, la prensa escribe sobre "l'enfant terrible", y los jefes de equipo de la F1 marcan su número de teléfono. Ickx, que acaba de lograr su título europeo de campeón de la F2, se sube el 10 de septiembre a un verdadero Fórmula 1 en el Gran Premio de Italia. Era un vetusto Cooper, pero lo lleva hasta una meritoria sexta plaza en el mítico autódromo de Monza.

En 1968 pasaba a manejar los F1 de Enzo Ferrari. El 9 de junio, en su gran premio, Spa-Francorchamps, sube a la tercera plaza del podio. Y el 7 de julio gana su primer gran premio de F1, el de Francia, en Rouen.

Asombra a todos en esta primera temporada en la F1. Tras ser tercero en Monza, va segundo del mundial a solo tres puntos del líder, Graham Hill. Pero en los entrenamientos de Canadá se fractura la pierna y dice adiós a un campeonato que estaba alcance de la mano.

En 1969, se ha ido de Ferrari a Brabham. La temporada, que había empezado mal, se endereza tras ponerse al volante del coche del propio Jack Brabham, en el dique seco tras fracturarse un pie. Ickx obtuvo dos triunfos (Nurbürgring y Canadá) y fue segundo en el Mundial tras Stewart.

Su segundo subcampeonato llegaría en 1970, otra vez en Ferrari, tras Rindt. Continuaría con los coches rojos de Maranello en 1971, 72 y 73, sin duda tiempos complicados para una Scudería con demasiados frentes abiertos (F1, Mundial de Sports...).

Estas circunstancias, y la prensa italiana, obligarían a Ickx a irse a mitad de la temporada de 1973 a McLaren, logrando su único podio en Nurburgring por supuesto, tras los Tyrrell de Stewart y Cevert.

En 1974 corre con Lotus, junto a Ronnie Peterson. Son años complicados para el equipo de Chapman que mantiene activo al viejo 72 al que no encuentra un sucesor válido. Pero Ickx logrará aún así dos podios.

El último de ellos fue en Montjuich, donde quedó segundo tras salir decimosexto. Seguiría en la Fórmula 1 en 1976, con Williams y Ensing. En 1977 solo acude a Mónaco, con el Ensing, coche con el que disputa cuatro carreras en 1978. Y en 1979 es el año de su despedida, con ocho grandes premios corridos para Guy Ligier.

Influencia paterna


El hecho de que su padre, Jacques Ickx, fuera un relevante periodista e historiador del mundo automotor, fue sin duda clave en el nacimiento de su afición.

Sus inicios en dos ruedas, en la disciplina de trial, fueron según sus propias palabras, una escuela determinante en su capacidad para analizar, para sentir el agarre del suelo de los circuitos.

No en vano es considerado como uno de los mejores pilotos de todos los tiempos bajo la lluvia. Su primer gran éxito internacional lo logra en 1967 al vencer en los 1000 km de Spa con un Mirage Ford M1 bajo unas terribles condiciones de lluvia y viento. Y su primer gran premio de Fórmula 1 lo gana en la inundada pista de Rouen en 1968.

Si su talento es indiscutible, su personalidad resulta indoblegable frente a "team managers" o responsables federativos. Un ejemplo es su protesta por las salidas tipo Le Mans, con los coches en un lado y los pilotos en el contrario.

Es el año 1969. Ickx sale andando desde el borde de la pista hacia su coche y mientras el resto de pilotos ya ha partido, él simula que busca las llaves, se sube a su veterano Ford GT40, se pone cuidadosamente el cinturón y arranca.

Veinticuatro horas después, con solo unos metros de ventaja frente al Porsche 908 de Herrmann y Larrousse, obtiene su primer triunfo en Le Mans.

Quizás no estuvo en el equipo adecuado en el momento adecuado para ser campeón
del mundo de Fórmula 1.

A él no le importa; nunca le he dado importancia al campeonato del mundo. "Mi único fin era ganar carreras, y nunca he calculado cuantos puntos me reportaría una u otra plaza en la clasificación", comentó. Sin duda un piloto en estado puro.