Para nadie es una novedad que el nuevo diseño del Volkswagen Beetle está empezando a conquistar más y más corazones dentro de un segmento masculino de compradores que quizá nunca hubieran pensado en un Beetle de la generación anterior como opción de un auto para ir al trabajo día a día.
La nueva generación del afamado Beetle ofrece un diseño que hace recordar mucho al venerable Escarabajo original que la marca descontinuó en el 2003 con un atinado ejercicio mercadológico lanzando una versión denominada Last Edition del vetusto vehículo que se fabricó en México.
El nuevo Escarabajo o The Beetle, como lo han bautizado sus creadores, estrena motor y la nueva versión ofrece la interesante cifra de 200 CV a disposición del conductor.
El aspecto general se notan detalles que lo hacen más agresivo y deportivo, como el deflector trasero (al más puro estilo de los usados por Porsche en la década de los ochenta), las llantas grandes y llamativas de 17 ó 18 pulgadas, vestidas en nuestro vehículo de prueba con caucho 235/45.
Evidentemente la planta de poder es lo que da vida - y diversión- a nuestro auto de prueba, un eficiente y bien puesto a punto motor de cuatro cilindros de 1984 cc (2.0L), 16 válvulas, alimentado por una inyección directa de combustible TSI y asistido con un turbo, el motor está acoplado a una transmisión DSG (Direct Shift Gearbox) con acoplamiento de los cambios de manera totalmente automática o manual con unas paletas ubicadas detrás del volante.
La calidad de los materiales se aprecia y la combinación de los mismos es bastante coherente, plásticos rígidos, suaves y superficies que emulan a la fibra de carbono conforman el tablero. Los instrumentos son simples y de fácil lectura. Las tapicerías están compuestas por materiales naturales y sintéticos, con un diseño armónico y muy a tono con el resto del vehículo.
Lo primero que llama la atención el el VW Beetle es el grosor del volante, mucho más delgado que el de un GTI con el que comparte la plataforma y prácticamente todos los componentes mecánicos. La sensación al conducir un vehículo deportivo con un volante delgado es extraña, no digo que sea mala, pero es… digamos diferente y ya que hablamos de la dirección es prudente comentar que la que porta el Beetle Turbo es electromecánica.
Al arrancar se nota un retardo causado por la falta de presión en el turbo (turbo lag), dicha sensación es incómoda si se está detenido en una pendiente. Si el camino está completamente libre, el Beetle reaccionará en pocos segundos, y en este momento se hace presente el efecto llamado "Torque Steer", una característica conocida y muy usual en los vehículos turbo con el motor colocado transversalmente, el efecto de "descontrol" momentáneo se hace presente y para contrarrestarlo hay que soltar un poco el acelerador y corregir la dirección.
El manejo del Beetle Turbo es muy predecible y disfrutable, es un vehículo rápido, funcional y sin dudarlo es uno de los que mas "Sex Appeal" ofrecen en ese rango de precios.
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Agradecemos al Autódromo Moisés Solana, en Pachuca de Soto, Hidalgo, por las facilidades otorgadas para la realización de este artículo.
VW Beetle Turbo 2012 a prueba