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Manejamos el nuevo Ford Fiesta KD Powershift

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Manejamos el nuevo Ford Fiesta KD Powershift

Luego de mostrarlo en el Salón de Buenos Aires 2013, el nuevo Fiesta KD ya es una realidad en Argentina, con su presentación oficial en la que tuvimos oportunidad de manejarlo. Como pudieron apreciar los seguidores de Autocosmos en Twitter (@autocosmos_ar) se destacan la ampliación de la gama con más versiones (ver Catálogo de 0Km de Autocosmos aquí), nuevo diseño exterior y equipamientos como el SYNC My Ford Touch con GPS y pantalla táctil.

El nuevo Fiesta (conocido como Kinetic en Argentina) llegó en 2010 revolucionando la parte alta del segmento con una dotación de seguridad y equipamiento inesperada, pero ahora que pasaron los años necesitaba un plus para enfrentar a nuevos adversarios como el Chevrolet Sonic, Citroën C3, FIAT Punto y Peugeot 208, entre otros. Y la respuesta es contundente.

Lo primero que se destaca es el diseño que incorpora lo que podríamos denominar como Kinetic Design de segunda generación o 2.0. El cambio más evidente está en la parrilla principal que se ha movido a la parte superior generando tres bocas inferiores, con la aparición de rompenieblas en las laterales. El capot sigue la nueva tendencia Ford con una protuberancia central, las llantas tienen nuevo diseño (de 15” o 16”) y cambia la gráfica de las luces traseras. En el caso del hatchback también hay novedades en el estampado del portón.

En la cabina conserva la gran sección en plásticos inyectados (esponjosos al tacto) e incluye novedades como la pantalla táctil de 6.5” que gobierna el nuevo SYNC MyFord Touch con GPS. El sistema de comandos por voz ahora también se puede aplicar al nuevo climatizador y en el caso del navegador, para pedirle destinos con órdenes como “tengo hambre” en las que busca y nos ofrece opciones para escoger entre los puntos de interés. Además de los sensores de estacionamiento, al poner marcha atrás la pantalla proyecta las imágenes de una cámara de retroceso.

Mecánicamente conserva el conocido 1.6L Sigma II con doble variador de válvulas, pero como novedad está la opción de caja Powershift de doble embrague y 6 velocidades. Según Ford, este sistema consume entre un 4% y un 8% menos de combustible que una transmisión automática convencional.

¿Detrás del volante?

No se puede decir demasiado del nuevo Fiesta luego de hacer un breve recorrido urbano por el centro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pero decidimos que fuera lo más intenso posible para sacarle todo el provecho. Éramos 3 periodistas a bordo, con quién firma siempre al volante de una unidad sedán Titanium (full) Powershift, y tocamos todo lo que pudimos durante casi una hora.

La posición de manejo correcta es fácil de alcanzar con regulaciones de altura para butaca y de alcance para el ergonómico volante multifunción terminado en cuero ecológico, al igual que las butacas. La dirección tiene asistencia correcta y en las lisas calles de Puerto Madero las suspensiones se comportaron bien.

La caja Powershift se comporta como cualquier doble embrague, es decir es muy buena, algo molesta en maniobras de baja velocidad como las de estacionamiento, pero con cambios casi imperceptibles y sin tirones. La única queja es que el comando secuencial solo se encuentra en un botón en el lateral del pomo y no usando la palanca.

La calidad de construcción es buena y ya ponderamos los materiales usados, a los que se suman acentos metalizados no muy bien logrados y un decorado en negro piano en la parte central del tablero.

SYNC MyFord Touch

Pasando a la nueva pantalla, desde el asiento del conductor y prestando atención al tránsito, no fue lo mejor para descubrir su funcionalidad ya que tiene mucho para ofrecer al mismo tiempo. Con los comandos por voz pasó algo similar, hasta entender cuáles eran las órdenes correctas tuvimos que soportar a la “galleguita” repitiendo un número de opciones tan extenso que se ganó el insulto de los presentes.

Finalmente, y solo usando el V2C, logramos encender el climatizador y ponerlo en la temperatura deseada, encender la radio y elegir la sintonía buscada y pedirle al GPS que nos lleve a comer algo, aunque desistimos a mitad del camino y fuimos en búsqueda de un lugar para hacer las fotos que acompañan a esta nota. 

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