Pocas marcas han logrado posicionarse adecuadamente en regiones tan distintas como Ford en Estados Unidos y Europa. Mientras que en el norte de nuestro continente Ford es el fabricante de automóviles más estadounidense de todos, en gran medida gracias a la Serie F, la pick up no solo más vendida en ese mercado, sino a nivel mundial. Aunque no podemos dejar de reconocer el aporte que tiene el Mustang en su poco más de medio siglo de vida.
Una Pick Up de la Serie F, el Mustang y una Harley Davidson, son prácticamente sinónimo del American Way of Life
En contraste, la firma del óvalo azul en el viejo continente es percibida como marca europea, a diferencia de Chevrolet, Chrysler o Dodge, que jamás lograron triunfar allá. Los gustos y necesidades de los europeos son completamente distintos. Factores como el espacio o el costo de los combustibles han propiciado que sea el Fiesta el modelo que mejor define a la compañía creada por Henry Ford.
Del lado de la deportividad, sin embargo, lo primero que se viene a la mente en Europa cuando hablamos de Ford es su relación con los rallies y las siglas RS (Rallye Sport). Vehículos radicales y con un pedigree que nada tiene que envidiar al del Mustang, y es esa tradición la que da vida al Focus RS.
Mustang GT vs Focus RS… América vs Europa
Si el Mustang GT representa a la perfección lo que un deportivo debe ser en la mente de los norteamericanos, el Focus RS hace exactamente lo mismo en la de los europeos. Por un lado, un coupé de dos puertas, V8 y tracción trasera. Por el otro, un hatchback de cinco puertas, con motor cuatro cilindros turbo y tracción a las cuatro ruedas.
Llevamos estos deportivos tan opuestos a un recorrido por ruta, ciudad y obviamente un circuito para determinar, cuál es el mejor.
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Ford Mustang GT |
Ford Focus RS |
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Motor |
V8 5.0L |
L4 T 2.3L |
Potencia |
435 CV |
350 CV |
Torque |
542 Nm |
475 Nm |
Transmisión |
Aut 6 vel |
Man 6 vel |
Tracción |
Trasera |
AWD |
Peso |
1.691 Kg. |
1.599 Kg. |
Precio |
USD 665.000 |
USD 683.000 |
En ciudad
El tamaño compacto del Focus RS le otorga cierta ventaja sobre el Mustang en los pequeños espacios que hay en el tránsito, el hatch se mueve con mayor agilidad y es más fácil de conducir. Lo anterior también en gran medida gracias a que ofrece mejor visibilidad y una posición de comando más funcional.
El Mustang se mueve con mayor dificultad, la visibilidad desde adentro no es tan buena y es demasiado trompudo y ancho, por lo que calcular sus dimensiones en espacios reducidos se complica.
Sin embargo, basta con llegar a la primera zona en mal estado para empezar a sufrir los estragos de la suspensión tan rígida del Focus RS, cada imperfección se siente en la zona lumbar y pronto empieza a surgir una ansiedad de que un bache mal calculado te rompa un neumático, y quizás hasta la llanta. Adicionalmente, el primer embotellamiento te recordará a cada momento lo tremendamente duro que es este embrague.
Por su parte, el Mustang es capaz de entregar una marcha cómoda, la suspensión no castiga en absoluto y la transmisión automática es una delicia en esos horribles días de marchas y atascos.
Definitivamente el Mustang es adecuado para el uso diario, mientras que el Focus RS, aun cuando es más ágil y pequeño no lo es.
En ruta
En este ambiente, las siglas GT cobran todo el sentido del mundo, el Mustang es un Gran Turismo en toda la extensión de la palabra, perfecto para salir a la autopista y gozar del rugido del V8. Se planta perfectamente, con un aplomo sobresaliente, pero al mismo tiempo es cómodo y disfrutable.
Lo anterior no impide que el Ford Mustang GT sea capaz de acelerar muy rápido, los 435 equinos responden con mucho brío e incluso he de confesar que en las largas rectas, parecía que seguirle el paso le costaba trabajo al Focus RS. Quizá también porque en el Focus la sensación de velocidad es mucho mayor y eso intimida un poco, ya que esta fuera de discusión que el 2.3 litros Ecoboost es perfectamente capaz de catapultar al hatch a toda velocidad con mucha facilidad.
El Ford Focus RS exige más al conductor, las irregularidades se transmiten mucho y la marcha en general es más nerviosa. Aunque eso sí, a la primer curva pronunciada, es cuando muestra todo su potencial y capacidades. Sí, el Mustang se planta muy bien, pero el Focus está en otro nivel, se agarra como si tuviera uñas y no ruedas, la capacidad de giro parece infinita gracias a su sofisticado sistema AWD que envía de forma casi instantánea la potencia a donde se necesita.
En resumen, si se trata de una autopista o camino asfaltado con curvas de mediana o baja dificultad, el Mustang es mejor compañero, mientras que si vas a cruzar un camino sinuoso tu elección tendría que ser el Focus RS.
En la Pista
Para corroborar de qué cuero salen más correas llevamos estos dos bólidos a una pista muy técnica y demandante tanto para vehículos como para pilotos debido a sus cambios de altura y curvas pronunciadas. La altura sobre el nivel del mar es de 2.280 metros.
Un par de vueltas y el Mustang nos recuerda que presume de un sistema de frenos increíble, sorprende la manera tan efectiva en que es capaz de detener la masa de 1.691 kilos del Pony Car. El rugido del V8 es embriagador y acelera de forma muy progresiva. Sin embargo, la transmisión automática es un tanto lenta para las labores en circuito, lo que obliga a anticiparse demasiado. Adicionalmente, el ajuste de la suspensión con mayor orientación a la comodidad que tanto beneficio reporta en ciudad y ruta, aquí juega en contra, ya que el Mustang rola demasiado y aún con las asistencias electrónicas activadas, el eje posterior se insinúa si te pasás al presionar el acelerador.
Por su parte, el Focus RS transforma toda esa dureza de embrague y suspensión en virtudes al rodar en pista, es tremendamente rápido y ágil, aprovecha a la perfección toda la potencia del 2.3 litros Ecoboost. No obstante, lo más sorprendente es la forma de doblar, no hay manera de que el RS se vaya de trompa en una curva, por más pasado que entrés, el sistema de tracción AWD hace su magia y encuentra la manera de regresarte a la trayectoria para salir bien colocado a efectos de tomar la siguiente curva, eso sí, con manejo agresivo el castigo a los neumáticos puede llegar a ser brutal.
Es cierto que el Focus RS cuenta con un modo de manejo de Drift, en el que envía hasta el 70% del par a la rueda exterior trasera para descolocar con facilidad la parte posterior. Sin embargo, cuando de drift se trata, nada como desconectar las asistencias del Mustang GT y dejar que el poderoso V8 y la tracción trasera hagan lo suyo.
La vuelta rápida
Luego de acostumbrarnos a las características y comportamiento de cada uno, llegó el momento de hacer la vuelta cronometrada. El Mustang GT corroboró lo que ya suponíamos el ajuste de la suspensión más suave, la mayor masa y la menor rapidez de la caja automática le jugaron en contra.
El Focus RS con su extraordinario sistema AWD, la briosa respuesta del motor turbo, ser de alimentación forzada a esta altura sobre el nivel del mar y el menor peso fueron factores para que obtuviera una ventaja considerable de 1.41 segundos, considerando lo reducido del circuito, es una victoria contundente.
Los tiempos fueron:
Ford Mustang GT: 41.88 seg.
Ford Focus RS: 40.47 seg.
1/4 de milla
El espacio en la recta principal no era suficiente para un cuarto de milla, por lo que tuvimos que hacer la prueba con un octavo. Esta prueba, es por lo menos en teoría el hábitat natural del Mustang, sin embargo la altura y peso nuevamente fueron un factor fundamental para que el Focus RS se llevara la victoria.
Sin embargo, es casi un hecho que de haber tenido el espacio completo el Pony Car habría resultado vencedor.
Conclusión
Al final, es claro que aunque ambos son deportivos, la experiencia que ofrecen es tan distinta como su planteamiento mecánico. El Mustang GT es un deportivo más utilizable en la rutina de todos los días, mientras que el Focus RS es un auto bastante más radical y apto para un manejo extremo. En consecuencia más duro e incómodo para el uso diario.
Es un hecho, como vehículo de track day el RS debe ser la elección, sin embargo y en virtud de que la mayor parte del tiempo ando en ciudad y salgo a la ruta, en esta ocasión me quedo con la visión norteamericana de lo que debe de ser un deportivo. Es decir el Mustang GT.