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Test drive

Prueba Tesla Model S P100D

Probamos uno de los autos de la marca que quiere ser el emblema de la automoción del siglo XXI.

Prueba Tesla Model S P100D

Si hablamos de Tesla, inmediatamente hacemos referencia a la compañía de Elon Musk, la casa automotriz que no está en la gélida Detroit, sino en el soleado Silicon Valley. En ese lugar, paraíso de start-ups y geeks, nació Tesla. Y por ello, más que un auto, estamos hablando de un gadget gigante. Antes de evaluarlo, vayamos a analizar un poco la historia de la marca y el modelo.

Nicola Tesla fue un inventor croata que descubrió la corriente alterna, y emigró a Estados Unidos para trabajar con Thomas Edison hasta que los problemas entre los dos se volvieron insalvables. Tesla era un gran científico e inventor, y Edison también, pero era mucho mejor hombre de negocios y sus teorías prevalecieron gracias al fuerte apoyo del banquero JP Morgan. Hoy por hoy las teorías de Tesla siguen vigentes, sobre todo en grandes redes eléctricas, en donde la transportación de energía es mucho más simple y barata utilizando el esquema de corriente alterna. Tesla murió en 1947, solo y medio loco.

El otro personaje es Elon Musk, un sudafricano de madre canadiense que llegó al país de la hoja de maple en 1989 y luego se mudó a California. En 1999, Musk y un grupo de inversionistas fundan PayPal, que fue comprada por eBay por USD 1.500 millones. De eso, un 10% fue para Musk, que con ese dinero crea en 2003 Tesla, una compañía de autos que homenajea al descubridor de la corriente alterna.

El primer auto de Tesla no se trató de otra cosa que la modificación de un Lotus Elisee 111, un pequeño biplaza con algunas modificaciones estéticas. Bautizado como Tesla Roadster, este Elisee con motorización completamente eléctrica ofrecía una autonomía cercana a los 300 km, toda una proeza para la época. Eso sí, su precio era impagable, más de USD 110.000. Así, el mundo empezó a ver a Tesla Motors como un pequeño fabricante, con una propuesta interesante. El Model S P100D, auto que probamos acá, es una creación del diseñador Franz von Holzhausen, exempleado de Mazda, Volkswagen y General Motors. Von Holzhausen puso el diseño, y así nacería el auto eléctrico que revolucionaría la industria, y que hoy sigue siendo una insignia de la marca eléctrica.

El auto en sí

El coche que nos atañe es el Model S más poderoso que se ha fabricado hasta hoy. Lleva una batería de iones de litio refrigerada de 100 kWh (por eso su nombre P100D), que le brinda una autonomía de hasta 572 kilómetros recorridos si no se superan los 100Km/h promedio. Con velocidades crucero de hasta 140 km/h la autonomía ronda los 500 km.

Los autos eléctricos tienen una característica saliente, que es la fuerza de torque disponible desde el vamos. El P100D ofrece el equivalente de 740 Nm de torque, y es capaz de hacer el 0 a 100 Km/h en 2,7s, cifras reservadas para modelos como Ferrari LaFerrari o el Porsche 918 Spyder.

Lo que hay que saber

En los eléctricos, la autonomía es una magnitud muy importante, y algunas fuerzas cambian sus unidades. Los motores del Model S P100D son de corriente alterna por inducción de 320v, con un sistema de enfriamiento por refrigerante. El motor ubicado en el eje delantero tiene un rango de giro de 18.000 revoluciones, mientras que el trasero cuenta con uno de 16.000 revoluciones. La tracción es integral y cuenta con una transmisión de una sola velocidad, con acoplamiento inverso para la reversa.

Los componentes similares con un auto “ordinario” son la suspensión delantera y trasera, con opción neumática para aumentar o disminuir el despeje, sistema de frenos de disco en las cuatro ruedas, llantas de aleación de 21” y gomas de alto desempeño.

Estética

Encontramos algunas líneas y tendencias que nos recuerdan a los trazos de Mazda de hace unas décadas y retoma elementos abandonados por el resto de la industria, como la ausencia de marcos en las puertas, hecho que hace mucho más sensual al diseño pero más complicada y costosa el resto del área estructural.

El frente es limpísimo, sólo resaltan los enormes faros de LED y la T de Tesla en el centro y a sus pies una moldura cromada en forma de V con los brazos alargados. A los costados encontramos los anti-niebla, también enmarcadas con piezas de cromo. Ya que hablamos del cromado, no podemos olvidarnos de las manijas de las puertas, cuyo funcionamiento es digno de admirar, ya que se esconden cuando no están en uso.

La parte trasera puede confundirse a simple vista con un Jaguar XF, con la particularidad de que aunque el vehículo tiene una conformación de sedán de tres cuerpos, la puerta del baúl se abre con el vidrio trasero.

Interior

Si afuera ya es un acontecimiento, adentro no se queda corto. La tapicería es en cuero blanco, más suaves que en un Bentley. Investigando, resulta ser que el cuero es 100% sintético… ¡increíble! Así de desconcertante es el interior, donde nada está donde lo esperamos.

El Model S tiene asientos similares a los de un vehículo de alta gama, con ajustes eléctricos, y con botones físicos. La palanca de cambios está colocada de manera similar a los vehículos de Mercedes-Benz, y aunque no tenga caja en sí, con esta palanca elegimos ir hacia adelante, hacia atrás o el punto neutro.

Los pedales son similares a los de un vehículo automático, un pedal largo colocado horizontalmente para el freno, y uno vertical para el acelerador. Por último, el volante, donde se terminan las similitudes con los coches convencionales. A partir de aquí, todos los demás controles y comandos provienen de un leve toque con las yemas de los dedos en la inmensa pantalla táctil central.

¿Una tablet en el medio?

El diseño es limpio y sobrio, lejos de lo complicado. En el tablero tenemos una pantalla que replica un poco el Virtual Cockpit de Audi, pero con otro enfoque. En esta pantalla tenemos los datos comunes, como velocidad o consumo de energía, además de navegador y música.

Ahora, el punto neurálgico es una bestial pantalla de 17” en el centro de auto, desde donde se controla TODO el auto. El sistema multimedia, el GPS, la conexión Bluetooth e incluso la conexión a internet para consultar redes sociales o Google Maps. Eso sí, por ahora nada de Apple CarPlay o Android Auto.

La configuración es personalizable según el gusto del usuario, y entre otras funciones además de la mencionada, tenemos la cámara de reversa, con una resolución impecable. Se pueden regular los modos de manejo, el despeje, la suspensión y la puerta del baúl.

No faltan los famosos easter eggs: si apretamos reiteradas veces el modo Ludicrous, aparece la escena de Spaceballs, la sátira de Mel Brooks a Star Wars. Y si lo hacemos con el modo de suspensión, aparece en pantalla el Lotus Spirit submarino de James Bond. Ojo, el Tesla Model S no se sumerge.

Comportamiento dinámico

Ya desde el vamos la cosa es diferente. Solamente al acercarnos con la llave, el auto entiende que vamos a abrirlo y despliega sus manijas y abre los seguros sin siquiera tener que tocarlo. Una vez tras el volante, pisamos el freno, ponemos la palanca a D y… nada, ningún sonido. Ya en movimiento, las alertas romperán el silencio para avisarnos de los coches cercanos y si estamos a menos de 80 cm, nos avisará centímetro a centímetro nuestra posición.

Sin ruidos o sobresaltos (recordemos no hay cambios), la aceleración se destaca por sus cifras. Con los modos Sport y Ludicrous de manejo todo el poder se revela. En Ludicrous, el 0 a 100 se logra en 2,7s, y se puede seguir acelerando hasta los 250 km/h.

¿Están los demás componentes mecánicos del P100D a la altura de esa aceleración tan brutal? La respuesta es un rotundo sí. Aunque no esté enfocado a la aceleración extrema, el grip y la distribución de peso es óptima. Los frenos funcionan de manera sensacional

En ruta el comportamiento es muy bueno, si bien a más de 120 km/h se notan algunas filtraciones de aire en la cabina. Claro, es un auto estadounidense, no alemán. Ya que estamos con eso, algunos detalles, en las ventanas por ejemplo, parecen de un compacto urbano, no de un coche de USD 220.000.

¿Cómo se carga?

La idea de los Tesla es que el propietario cargue y recargue el vehículo en su domicilio o en su trabajo. Para ello ha creado una app que calcula el consumo de kW por trayecto, así el conductor se entera mediante una gráfica en el tablero del Model S cuánto está consumiendo, y cuanto consumirá totalmente en el recorrido previamente programado.

Si el trayecto es mayor a la autonomía, se puede usar, en emergencias, el cargador que está en el baúl del coche, un pequeño dispositivo cuya carga es lenta. La mejor opción que da la marca es usar los súper-cargadores Tesla, que en poco tiempo cargan el 80% de la batería. En California, esto está medianamente expandido.

Conclusión

El manejo fue bastante bueno, aunque me hubiera gustado poder probar las opciones de manejo autónomo y otras de las cosas que hacen al Model S tan especial. Tal vez en una segunda cita. Sin lugar a dudas, a pesar de su precio actual, los eléctricos le combatirán a la combustión interna en los próximos años. Será cuestión de esperar.

Prueba argentina al Tesla Model S P100D

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