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Autos clásicos

Historia: Mazda RX-7, el primer destacado con motor rotativo

Repasamos lo acontecido con el modelo japonés que influenció al Mazda ganador en Le Mans y del que se vendieron más de un millón de unidades.

Historia: Mazda RX-7, el primer destacado con motor rotativo

En 1978 Mazda lanzó el RX-7, un auto deportivo que se distinguió por poseer un motor rotativo y que contribuyó a que la marca japonesa triunfe en el automovilismo.

La influencia del modelo se hizo sentir en el Mazda 787B, un bólido propulsado por un motor con cuatro rotores que alcanzaba los 710 CV y ganó las 24 Horas de Le Mans de 1991 quebrando el dominio tradicional de los motores con pistón. Además, fue el primer prototipo japonés en vencer en la mítica prueba de resistencia.

Si bien el motor rotativo se había hecho presente en modelos anteriores de la marca estos no tuvieron el éxito esperado, por lo que Mazda llegó a pensar en su extinción. Sin embargo, los nipones volvieron a probarlo con el RX-7, sin imaginar que esta nueva oportunidad iba a terminar siendo todo un éxito. La popularidad que se generó alrededor del modelo hizo que obtuviera el título del auto deportivo con motor rotativo más vendido del mundo, al sumar más de un millón de unidades desde su debut hasta su extinción (2002).

Durante sus poco más de dos décadas de presencia en el mercado surgieron tres generaciones que conformaron el legado de este emblemático modelo deportivo de la casa de Hiroshima. Las repasamos.

Primera generación

La generación del debut se lanzó en Japón en 1978 y en Europa al año siguiente. Causó un gran revuelo gracias a su peso de poco más de una tonelada y a que ofrecía entre 100 y 135 CV, dependiendo del mercado en el que se lo vendía.

Gracias a la disposición delantera central del motor, el vehículo tenía una distribución del peso y del manejo mejor que sus competidores. Disponía del motor 12A de doble rotor de 1.1 L, que en Japón evolucionó en una versión turbo de 160 CV y en Estados Unidos en un motor 13B, ligeramente más grande y equipado con inyección directa de combustible.

Segunda generación

Para 1985 el RX-7 se renovó con un diseño inspirado en las coupés de Porsche y una serie de mejoras de rendimiento, como el Mazda DTSS (sistema de suspensión de seguimiento dinámico) y la incorporación de un turbo. Su sobrealimentación demostró ser particularmente adecuada para motores rotativos gracias a las características de su flujo de escape y bastante efectiva para aumentar el torque a revoluciones medias.

El motor pasó a ser un 1.3 L, que en Europa ofrecía 150 CV con aspiración natural, pero con las versiones turbo ascendia a los 180 y ​​luego 200 CV. En su versión más potente el RX-7 aceleraba de 0 a 100 km/h en 6 segundos y tenía una velocidad máxima de 240 km/h.

Tercera generación

En su tercera y última generación, que llegó en 1992, el RX-7 se transformó en un auto de alto rendimiento, gracias a  la incorporación de un nuevo biturbo el motor aumentó la potencia a 239 CV. Fue considerado por los entusiastas como el mejor de todos los RX-7 por su manejo sencillo y su gran capacidad de aceleración. Esto último se demostraba en los 5s3 que tardaba en acelerar de 0 a 100 km/h, mientras que su velocidad máxima (autolimitada) era de 250 km/h.

Desgraciadamente, en 1996 la comercialización del modelo se detuvo en la mayor parte de Europa debido a los estándares de emisión, aunque Mazda continuó produciéndolo para los mercados de volante a la derecha, aumentando su potencia hasta los 280 CV. Finalmente, el auto se despidió del mercado en 2002.

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