Los dos concepts que ilustran esta nota tienen un innegable sabor al pasado, puntualmente rinden homenaje a los Datsun (nombre anterior de la compañía recientemente revivido), y más puntualmente al 510, modelo económico que en los 70s le pintó la cara a varios titanes yankees ganando dos torneos de Trans-Am.
Diseñados en el estudio que la marca posee en Paddington, Londres, su tarea fue unir el pasado ilustre de la marca con la denominada Generación Z, los jóvenes nacidos después de 1990 que crecieron en un mundo menos mecánico y mucho más digital.
El resultado son dos coupés de líneas rectas y hermosas proporciones que muestran un capot largo y una cabina atrasada, que carga todo su peso en las ruedas posteriores mediante el particular pilar trasero, conformado en parte por los paneles de la carrocería.
El desdoblamiento en dos versiones responde a diferentes carácteres, uno es el deportivo para todos los días, el otro, la versión destinada a las pistas. Así, el IDx Freeflow ofrece faros delanteros casi redondos, escondidos debajo del labio del capot, y molduras cromadas que recuerdan a los paragolpes de antaño; mientras que el IDx Nismo tiene ópticas tipo tubo de LED y hombros 100 mm más anchos, todo rematado con pintura de batalla que combina blanco y rojo.
Ambos concepts también se diferencian en el interior, mientras uno respeta el minimalismo del pasado, sumando una gran pantalla central y tapizado de jean, el hermano kamikaze recurre al metal y el rojo para dejar claras sus anhelos de ver la bandera a cuadros.
Galería de Nissan IDx en el Salón de Tokio 2013Ir a la galería
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