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Test drive

Manejamos el nuevo Toyota Corolla

Estuvimos presentes en su presentación en Brasil, donde tuvimos el primer contacto de manejo.

Manejamos el nuevo Toyota Corolla
El Toyota Corolla es un auto muy importante, tanto para la marca como para la industria automotriz, ya que en sus 47 años de historia, superó las 40 millones de unidades vendidas en todo el mundo.  
 
Ahora llega la generación 11 y viajamos invitados por Toyota a su presentación regional en Brasil, donde tuvimos oportunidad de conocerlo en persona y recorrer algunos kilómetros para recoger las primeras impresiones que nos entrega antes de su llegada a la Argentina el 10 de abril.
 
Primera vista
 
El nuevo Corolla es un auto global, pero tiene dos personalidades estéticas, una más extrovertida que se comercializa en EE.UU. y que ya tuvimos oportunidad de probar en México, y otra europea, más "tranquila" que es la que se produce en Brasil y llegará a Argentina. La decisión es correcta teniendo en cuenta que los compradores del modelo en nuestro país son adultos que suelen buscar algo más señorial.
 
Estéticamente se nota cierta continuidad con el modelo anterior, pero casi exclusivamente en los laterales. En el frente y en la zaga luce más oriental y relacionado con modelos como el Camry, desplegando aristas marcadas y curvas que concluyen en vértices agudos. Los faros delanteros sobresalen del cuerpo y su formato se repite en las luces posteriores. Un punto interesante es el salto que se produce en la línea de cintura cuando llega al pilar C y que tiene continuidad en un baúl levemente "llovido" rematado por un sutil spoiler integrado en su portón.
 
Interior
 
La cabina del nuevo Corolla cambia radicalmente el estilo, ahora las líneas son todas horizontales incluyendo en su frente al estéreo, que en el tope de gama puede ser una pantalla táctil multifunción. Los plásticos y encastres no se sienten a la altura de lo mejor del segmento, especialmente en la consola que corre entre los asientos, pero ahora hay plásticos mullidos al tacto en la parte alta, algunos decorados son interesantes y todo parece sólidamente unido. Un dato interesante es que se imita una costura en el borde superior del tablero, lo que hace pensar (a primera vista) que ha sido cubierto en cuero.
 
Donde llama la atención es en el espacio de las plazas traseras, donde una persona 1.75 m sentada detrás de otra de la misma estatura tiene espacio para hacer bailar sus piernas. El baúl sigue siendo tan grande como en la generación saliente y esa es una buena medida.
 
Al volante
Nuestro recorrido fue por autopistas de la zona de Campinas, cerca de San Pablo, con muchos camiones, lo que significa que tuvimos que probar el poder de reacción del motor, en nuestro caso asociado a la nueva caja CVT. Normalmente, este tipo de transmisiones aportan mucha suavidad de marcha, pero hacen sentir que el auto tiene poco torque. En este caso podemos decir que respeta ambos parámetros, pero que tiene un accionamiento inteligente. Normalmente, al pisar el acelerador con fuerza en una CVT, el tacómetro busca el punto más alto, pero aquí, libera rápidamente la aguja hasta las 4.000 revoluciones para aprovechar el torque y luego deja que el motor siga subiendo de vueltas más tranquilamente, lo que da más sensación de músculo.
 
Respecto de las suspensiones, poco pudimos probar, aunque buscamos deliberadamente algunos pozos para comprobar que su acción es más redonda (o refinada) que en el modelo anterior, cuyo comportamiento era algo crudo. No pudimos encarar curvas con ganas, pero se siente que el calibrado de suspensiones busca un compromiso entre confort y estabilidad, ni muy duro, ni muy blando.
Finalmente, hay que decir que la dirección parece correcta, no muy llena de tacto, pero tampoco carente del mismo como en el Etios; y el pedal de freno se sintió algo esponjoso las primeras veces que lo pisamos, luego nos acostumbramos y parecía normal.
 
Respecto de la posición de manejo fue grato comprobar que el asiento se puede bajar bastante y que el volante tiene regulación en profundidad (además de altura) lo que permitió acomodarse rápidamente. Las butacas se sintieron cómodas y amplias para cualquier contextura (viajamos un flaco y un corpulento en el auto). Un dato curioso es que el cuadro de instrumentos cambia radicalmente entre las versiones menos equipadas y las full, en las primeras con tres medidores, el central un velocímetro más grande con pantalla multifunción; en las segundas con dos cuadrantes de retroiluminación azul, borde cromado y pantalla entre ambos. 
 
Conclusiones
 
Resulta prematuro concluir algo sobre el nuevo Corolla antes de manejarlo unos cuantos kilómetros más en Argentina. Sin embargo podemos decir que el modelo tiene un perfil claro, apunta perfectamente a la gama media del segmento y ahora tiene más argumentos para pelear más arriba. No es el más lindo, ni el de mejores materiales o terminaciones en la cabina, pero es amplio, práctico, se lo sintió confortable y es de esperar que Toyota siga manteniendo la indestructibilidad que hizo famoso al modelo.
 

Hernando Calaza, enviado especial recomienda