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Test drive

Prueba nuevo Chevrolet Cruze

Poder turbo, silencioso y buen valor son sus mejores argumentos.

Prueba nuevo Chevrolet Cruze

La segunda generación del Chevrolet Cruze es un vehículo mediano, global y de enorme relevancia para la firma norteamericana. Solo para poner en contexto, alrededor del mundo se vendieron más de 3.5 millones de unidades de la primera generación.

Adicionalmente, está el hecho de que el Cruze ahora es de fabricación nacional, ya que es producido en el complejo que GM posee en las cercanías de Rosario, Santa Fe, y en el que invirtió cerca de 740 millones de dólares para iniciar su producción y estrenar a fines de año una nueva planta de motores.

El nuevo Chevrolet Cruze también es producido en tres plantas más alrededor del planeta, una de ellas la de Ramos Arizpe, en México, país donde Autocosmos tiene presencia y gracias a eso pudimos probarlo.

 

Mecánica y seguridad

La nueva plataforma reduce el peso del Cruze hasta 113 kg.

El nuevo Chevrolet Cruze emplea la nueva plataforma flexible denominada D2XX que fue desarrollada principalmente por la subsidiaria Opel, propiedad de General Motors, y es compartida con modelos como los Chevrolet Volt, Buick Envision y Opel Astra (actual auto del año en Europa), entre otros

Esta nueva plataforma no solo trajo beneficios en materia de habitabilidad, sino también de reducción de masa, y por ello el nuevo Cruze es hasta 113 kilos más ligero que su predecesor.

El propulsor es un pequeño cuatro cilindros de 1.4 litros con turbo e inyección directa que entrega 153 CV y 245 Nm de torque acoplado a una transmisión automática de seis relaciones con modo manual que envía la potencia al eje delantero.

La seguridad es uno de los puntos fuertes del nuevo Chevrolet Cruze, la versión de entrada cuenta de serie con 4 airbags, ABS, control de estabilidad y anclajes ISOFIX. El nivel siguiente ya tiene seis airbags, y el tope de gama, LTZ+ (que es el que probamos), agrega sensor de presión de neumáticos, alerta de choque inminente, y aviso de cambio involuntario de carril.

 

Interior y equipamiento

El interior transmite modernidad y tecnología, se destaca el uso de distintos materiales; por ejemplo, la parte superior del tablero es de un plástico rígido, pero a su favor tiene que no es brilloso, la zona central sí es suave al tacto y se siente muy bien, mientras que la consola central ofrece otro tipo de plástico que luce inferior y barato con respecto de los otros dos.

Las plazas traseras ganaron 51 mm de espacio para las piernas

La calidad de ensamble es buena en general destacándose la ausencia de ruidos o rechinidos, en ese sentido, la única queja es el enrase entre tablero y consola central que está más abierto de lo que me gustaría.

Del lado del equipamiento encontramos todo lo necesario e incluso algunas amenidades adicionales poco comunes en el segmento como el cargador por inducción. Ofrece también climatizador automático de una zona, pantalla táctil de 8” con sistema multimedia MyLink, navegador, compatibilidad para Apple Carplay y Android Auto, y como novedad el sistema OnStar.

Debido a que el Cruze creció 69 mm con respecto de su predecesor, las plazas traseras ganaron 51 mm de espacio para las piernas, mismos que se agradecen y que permiten viajar con total comodidad a dos ocupantes adultos, un tercero ya provocaría algo de incomodidad a lo ancho, a menos que se trate de un niño pequeño.

 

Comportamiento dinámico

Tras el volante, el nuevo Chevrolet Cruze resultó una gratísima sorpresa, y por varios factores. Empezamos por el motor, el nuevo 1.4 litros con 245 Nm de torque es una joyita. Nombramos el torque no solo porque es comparable con un 2.5L naftero de aspiración natural, también por sus muy buenos niveles de entrega, sobretodo en el rango medio de revoluciones. Lo anterior se traduce en buena capacidad de respuesta, pero sin dejar de lado el consumo, que en nuestra prueba rondó los 6.6L/100 km o 15 km/L.

La suspensión está orientada al confort, pero garantiza un buen comportamiento

En segunda instancia tenemos la calidad de marcha, el nuevo Chevrolet Cruze es silencioso y filtra excelentemente los ruidos tanto del exterior y los producidos por el rodamiento. La suspensión está orientada al confort, pero es lo suficientemente dura para garantizar buen comportamiento del vehículo en altas velocidades. Asimismo, se planta bien y transmite confianza, en gran medida también gracias a que es 27% más rígido que antes.

Otros elementos muy sólidos dentro de la conducción del nuevo Cruze son los frenos, que se sienten muy potentes, con un nivel de respuesta atípico en el segmento. Adicionalmente, la caja automática efectúa las transiciones con total suavidad y encontrando adecuadamente la marcha que entregue la mejor relación entre respuesta y rendimiento.

Por su parte, la dirección de asistencia eléctrica decepciona un poco, a velocidades urbanas se siente completamente desconectada, incluso con un delay entre las instrucciones que damos al volante y cuando la ejecutan las ruedas. Por el contrario, cuando rodamos por arriba de 120 km/h es un tanto más dura y bastante más rápida, por lo que transmite mejor y reacciona adecuadamente. Si me lo preguntan, ese setting de altas velocidades debería ser el de funcionamiento por default.

 

Conclusiones

El nuevo Chevrolet Cruze llega a posicionarse sólidamente en el segmento de los sedanes medianos. Gracias a ese pequeño pero contundente motor turbo, el equipamiento de seguridad de serie y su impecable insonorización, se convierte en una opción apetecible.

No es el más aspiracional, ni el que tiene más lujos dentro del segmento, pero en un análisis racional cumple con todas las expectativas por un precio muy competitivo, al menos en su etapa de lanzamiento.

Así evaluamos al nuevo Chevrolet Cruze en México

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