Cuando era chico y esto de los autos se estaba volviendo una pasión de proporciones nérdicas había algunos nombres que, con solo nombrarlos, me hacían babear más rápido que al perro de Pavlov: Mono, BBS y RECARO. Hoy se me cae una lágrima mientras escribo esta nota, porque la tercera de las marcas está a pasitos nomás del desastre total.
RECARO siempre fue sinónimo de todo lo que está bien en un asiento de auto, algo respaldado por butacas para modelos de calle y de competición circulando por todas las categorías y tipos de autos del mundo, y no solo eso, porque también podías leer la marca en el ganchito de la mesa en los respaldos de aviones, en sillas infantiles y de gamers, y en bancos de futbol.
Breve historia de RECARO
Fundada en 1906 por los hermanos Wilhelm y Albert Reutter, la marca alemana empezó haciendo carrocerías y tapizados hasta que en 1963 vendieron la plata de cuerpos a Porsche para dedicarse a los asientos. Si te preguntas de dónde viene el nombre, es la contracción de REutter CAROsserie.
El renombre de RECARO empezó con los Sportsitz, sus asientos ligeros, de respaldo ergonómico y buena sujeción lateral que tenía una peculiaridad muy especial, podía instalarse en casi cualquier auto.
RECARO cerca de la quiebra
Las últimas noticias sobre la marca alemana indican que se vio forzada a declarar la quiebra y su funcionamiento estaría en manos de administradores judiciales.
Desde 2011 la división de asientos de la marca pertenece a otro gran abastecedor de la industria automotriz, Johnson Control. ¿Saldrá al rescate del resto de la compañía? Actualmente hay 215 empleados directos que se lo van a agradecer, y miles de millones de entusiastas alrededor del mundo que también lo vamos a hacer si mantienen a RECARO en pie.