
El rugido no se apaga, solo se toma un descanso, y si ese descanso dura más de tres décadas, el regreso no puede ser menos que cinematográfico. McLaren Racing anunció su vuelta al Mundial de Resistencia (WEC) y a las legendarias 24 Horas de Le Mans en 2027, confirmando su desembarco en la categoría Hypercar con un solo objetivo: volver a hacer historia.
El anuncio apareció como un relámpago naranja papaya en medio del paddock de Fórmula 1, justo cuando el equipo atraviesa uno de sus mejores momentos deportivos en años. Líder en pilotos y constructores, con un Lando Norris que se empieza a vestir de leyenda y un equipo técnico que dejó de prometer para empezar a cumplir. En ese contexto, McLaren pateó la puerta del endurance y gritó: “Hemos vuelto”.
1995: LA HEREJÍA QUE TERMINÓ EN LEYENDA
Todo vuelve. Incluso las gestas imposibles. Como la de 1995, cuando McLaren debutó en Le Mans con un auto que, según los expertos, “no podía ganar”. El F1 GTR, aquel superdeportivo diseñado para la calle, fue adaptado a la carrera más dura del planeta casi como una travesura de ingenieros con delirios de grandeza.
La travesura salió perfecta: Yannick Dalmas, JJ Lehto y Masanori Sekiya cruzaron la meta en primer lugar y se metieron en la historia grande de la resistencia. Una victoria legendaria en el primer intento. Una herejía convertida en epopeya. Y el comienzo de una obsesión silenciosa que duraría 32 años.
Ese triunfo le permitió a McLaren sellar su lugar como el único equipo que ha ganado la Triple Corona del automovilismo: el Gran Premio de Mónaco, las 500 Millas de Indianápolis y las 24 Horas de Le Mans. Una marca que ni Ferrari, ni Mercedes, ni Red Bull pueden igualar.
2027: UN REGRESO CON NOMBRE PROPIO
La fecha está marcada: 2027. Y la categoría también: Hypercar, el terreno donde hoy se baten Ferrari, Toyota, Peugeot, Porsche, Alpine y, pronto, Aston Martin. Una jungla de bestias tecnológicas con diseños dignos de concept cars y prestaciones que rozan la ciencia ficción.
Será un regreso a todo o nada. No hay margen para una participación tibia. No con ese pasado. No con esa historia a cuestas. El propio Zak Brown, director ejecutivo de McLaren Racing, lo dejó claro: “No puedo esperar a que el equipo vuelva a hacer historia. ¡Estamos de vuelta!”.
El anuncio no fue casual. Fue quirúrgico. En la antesala del Gran Premio de Bahrein, con los ojos del mundo automotor enfocados en la F.1, McLaren eligió el momento para revelar la bomba. El mensaje fue breve, cargado de mística y acompañado de imágenes que mezclaban pasado y futuro: “1995. Victoria legendaria en Le Mans. La gloria de la Triple Corona. Listos para dejar huella una vez más”.
UN WEC MÁS ÉPICO QUE NUNCA
El contexto del regreso no puede ser mejor. El WEC vive una segunda juventud gracias a la explosión de la categoría Hypercar, que logró lo que nadie: juntar a Ferrari, Toyota, Porsche, Cadillac, BMW, Lamborghini, Alpine, Peugeot y Aston Martin en una misma grilla. Una especie de Champions League del automovilismo, donde los titanes se cruzan cada fin de semana sin red.
McLaren llega con la presión de quien no puede fallar. No solo por lo que representa como marca, sino por lo que significa para la narrativa global del automovilismo. Si Le Mans es el coliseo moderno del motor, entonces el regreso de McLaren es el regreso de uno de sus gladiadores más icónicos.
¿Y EL AUTO?
Aún no hay detalles técnicos del prototipo Hypercar que McLaren pondrá en pista. Pero si algo dejó claro el equipo, es que no será un proyecto decorativo. En Woking no existen las medias tintas. Y menos en un proyecto que podría redefinir su legado deportivo para toda una nueva generación.
Con el músculo tecnológico de McLaren Automotive y el respaldo de un grupo técnico que se viene consolidando en F.1, el desarrollo del Hypercar promete combinar prestaciones extremas con el ADN de competición puro que McLaren lleva tatuado en la fibra de carbono desde sus días con Bruce McLaren al volante.
La cuenta regresiva ya empezó. Y aunque faltan dos años para verlo en pista, el regreso de McLaren a Le Mans ya genera cosquillas en los fanáticos del endurance. Porque hay marcas que compiten. Y hay marcas que construyen mitos. Y cuando una leyenda regresa, no lo hace para participar: lo hace para ganar.
Fuente: Automundo

