Más dura, con autos de competición más "terrenales" y con menos glamour. Así son las 24 horas de Nürburgring, una de las carreras más exigentes del mundo motorsport. Se trata de una prueba de resistencia para escuderías, autos y pilotos, pero también para ingenieros y técnicos que usan esta plataforma para poner a prueba neumáticos, aceites, desarrollos mecánicos y más
Este año, la victoria absoluta quedó en manos del equipo ROWE Racing y BMW M Motorsport, la vigésima primera de la marca alemana en esta carrera. El M4 GT3 Evo piloteado por Kelvin van der Linde (RSA), Augusto Farfus (BRA), Jesse Krohn (FIN) y Raffaele Marciello (SUI) comenzó la carrera en la posición 17 y pudo moverse al Top 10 dentro de la primera vuelta.
Por problemas eléctricos en el paddock, la carrera se detuvo bajo bandera roja, lo que causó una pausa de dos horas y fracción, pero esto no relajó a la escuadra de la marca de aceites, ya que en dos vueltas lograron colocarse en tercer lugar.
Sabiendo que hay luchas individuales y batallas por categorías, la noche separó a los dos punteros del resto del pelotón, el Porsche 911 GT3 R del prestigioso equipo Manthey Racing, con poco más de dos minutos de ventaja sobre el M4 de ROWE Racing.
En la mañana, todo era ansiedad, pero con tres horas y media para que se diera el banderazo con la cuadriculada, Augusto Farfus logró adelantar al 911 de Manthey Racing por primera vez. Lamentablemente, el 911 volvió a tomar la punta después, pero con una penalización por causar una colisión con otro auto (Aston Martin Vantage GT4 del equipo Dörr Motorsport), lo que aseguró la esperada victoria del ROWE Racing. De 134 autos clasificados para largar, solo terminaron 88.
BMW es la marca que más veces ha ganado esta carrera. La última vez que lo hicieron fue en 2020 con un M6 GT3, que también llevaba los auspicios de ROWE.
