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Test drive

Prueba Dodge Challenger SRT Hellcat

En la guerra de los caballos de fuerza, la batalla más reciente la gana Dodge

Prueba Dodge Challenger SRT Hellcat

Desde mediados de los sesenta y prácticamente hasta la fecha, los tres grandes de Detroit (General Motors, Ford y Chrysler) están enfrascados en una guerra para ver cuál es capaz de desarrollar el muscle car más poderoso de todos.

En los setenta y ochenta esta interminable guerra fue pausada y no volvió a tomar los mismos niveles de ferocidad hasta 2010, cuando Ford presentó el Shelby GT500 que entregaba 550 CV. Un año más tarde Chevrolet reclamaba el trono con el Camaro ZL1 y sus 580 caballos, sin embargo poco le duró el gusto, ya que unos meses más tarde Ford dotó al Shelby GT500 con V8 de producción en serie más potente del mundo, 662 CV.

Hasta ahora Dodge se había mantenido expectante sin hacer ningún movimiento, sin embargo, ha renovado al Challenger adicionando en el camino una nueva variante denominada Hellcat, que eleva las cifras de potencia a niveles de auténtica locura y envía un claro mensaje de reto a sus acérrimos rivales Ford y Chevrolet.

Con 707 caballos, el Challenger SRT Hellcat es irracionalmente potente, sin embargo, aquí la pregunta importante es… ¿Es capaz de manejar tanto poder? ¿Es el nuevo rey de los muslce cars? Eso es lo que vamos a averiguar a continuación.

Características técnicas y mecánicas

Bajo el capot habita un monstruoso V8 de 6.2 litros que gracias a la ayuda de un compresor entrega la friolera de 707 CV y 880 Nm de torque a 4.000 vueltas. La potencia es enviada al eje posterior a través de una transmisión automática de 8 cambios con modo manual.

Este bestial motor requiere de inmensas cantidades de aire para funcionar correctamente, por lo que los ingenieros de Mopar incorporaron un gigantesco intercooler, de hecho el compresor cuenta además con una alimentación de aire adicional y cuya entrada se localiza en donde en otros Challengers encontramos el faro interior del lado del conductor.

Si bien la suspensión es multibrazo atrás, se requiere mucho más que eso para domar tantos equinos, razón por la cual Dodge ha dotado a este Hellcat de unos amortiguadores Bilstein con 3 modos de funcionamiento que se adaptan en tiempo real a los requerimientos del camino y el pedal de acelerador.

Las cifras de aceleración son impresionantes, el 0 – 100 km/h le toma apenas 3.6 segundos, 0.1 por detrás del Shelby GT500, aunque hay que destacar que la caja manual de 6 velocidades del Ford contaba con relaciones mucho más largas. El cuarto de milla, según Dodge, se logra en 11.2 segundos.

Confort

Antes de ingresar al vehículo nos topamos con que Dodge entrega dos llaves inteligentes tanto de acceso como de arranque al propietario, y no nos referimos a la original y su duplicado, sino a una llave color negro y otra color rojo. La cosa es así: la llave negra permite liberar apenas una potencia cercana a los 500 CV -como si medio millar de caballos fuera poca cosa-, mientras que al utilizar la de color rojo el gran display de 7 pulgadas ubicado en la consola central nos avisa que los 707 CV están disponibles. De cualquier manera una bestia como el Hellcat tenía que contar con una función de valet, que permite limitar las revoluciones a no más de 4 mil vueltas y apagar el launch control.

La inmensa pantalla táctil ubicada en el centro del tablero no solo sirve para desplegar la información relativa al navegador, equipo de audio, climatizador o interfaz de teléfono móvil vía Bluetooth, sino que también nos muestra una gran cantidad de datos relativos al desempeño y posibilidades de configuración acerca del performance del Hellcat.

Los materiales son de buena calidad y se nota un salto en cuanto a la atención al detalle y los terminados, la cabina del Challenger SRT Hellcat es cómoda y bien aislada. Cuenta además con todas las amenidades que cabría esperar en una coupé de lujo, con la diferencia que en este caso bajo el capot tenemos un demoníaco motor.

Manejo

Al oprimir el botón de Start, el motor cobra vida acompañado de una nota ronca que nos confirma que se trata de un ocho cilindros. El Hellcat cuenta con tantas posibilidades de configuración que toma un buen rato solo navegarlas todas, probar y conocer todas las opciones será una tarea que demande buena cantidad de tiempo de sus afortunados propietarios. En nuestro caso el tiempo era limitado así que saltamos de inmediato al modo Track, que automáticamente coloca los settings de: suspensión, transmisión dirección y respuesta de acelerador listos para entregar el mejor desempeño posible.

Oprimir el acelerador a fondo, a menos que se busque crear una gran nube de humo blanco no tiene sentido, aun con las asistencias encendidas (ESP y TCS) la potencia del 6.2 litros es tan abrumadora que el vehículo derrapa inmediatamente. De hecho, aunque cuenta con Launch Control no es así como se logran los mejores tiempos de aceleración, para tal cometido es necesario arrancar en segunda y encontrar el régimen de giro idóneo.

Unas cuantas vueltas a la pista y el Hellcat nos empieza a mostrar su verdadera naturaleza, que podríamos definir como perfectamente alineada con lo que debe ser un Muscle Car, el vehículo ataca las curvas subvirando y conforme vamos trazando hacia la salida de la curva empieza a sobrevirar. Dicho de manera más coloquial, entra a la curva yéndose de frente y sale sacando la parte posterior. El peso que no es poco – 2.018 kilos – se deja sentir al momento de girar, aún con toda la electrónica y fierros que tiene para comportarse lo mejor posible.

Conforme subimos de vueltas, el rugido ronco y metálico del motor se combina con el zumbido del supercargador creando una sinfonía adictiva que -eso sí- es de corta duración. Y es que el consumo es verdaderamente obsceno, en algún momento con el tanque casi lleno la autonomía que marcaba no superaba los 250 kilómetros.

Es importante destacar que el Hellcat requiere de mucha sutileza y cuidado al momento de oprimir el acelerador, tanta como se le demanda a un neurocirujano cuando realiza un complejo procedimiento. Y es que si nos pasamos un poco con el pedal, el Hellcat empieza a derrapar al instante, los neumáticos Pirelli P Zero 275 de 20 pulgadas son completamente insuficientes para entregar los niveles de agarre que necesitaría este auto. Le falta grip, y mucho.

Conclusión

El Dodge Challenger SRT Hellcat es todo lo que cabría esperar de un súper muscle car, es brutal, divertido, difícil de controlar y muy eficiente cuando tenemos por delante una buena recta. Para aquellos que estén buscando un pura sangre que les permita marcar récords en un circuito deberían buscar otro vehículo; Porsche 911 GT3, Nissan GTR, el nuevo Corvette Z06 o dentro de casa, el Dodge Viper, que eso sí, costarán de dos a tres veces más que este Hellcat, todavía mucho más si queremos algo que supere los 700 hp.

Evidentemente el Hellcat, al igual que sucedía con la última iteración del Shelby GT500 es incapaz de poner toda su potencia de manera eficiente en el piso, pero la idea nunca fue esa, de lo contrario habrían creado un auto con el motor en posición central e incluso que enviara la fuerza a los cuatro neumáticos.

De cualquier manera es un hecho que este nuevo rey del cuarto de milla ha tomado la corona de los muscle cars cumpliendo e incluso excediendo con todos los requerimientos. La más reciente batalla de la guerra de los caballos de fuerza la gana Mopar y solo queda esperar a ver la respuesta de Ford y Chevrolet.

 

Seguimos con el Compromiso Autocosmos: la Prueba de un auto increible cada día hasta fin de año. Mañana es el turno del nuevo VW Golf GTi. Imperdible

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